Velázques - El aguador Sevilla |
Bernini - Éxtasis Sta. Teresa |
El historiador Pablo Torregrosa Gracia, el sábado, mediante una
exposición de algunos conceptos básicos y bastantes imágenes nos aproximó a las
claves para conocer el estilo barroco. Se centró en pintura y escultura pues en
una sola sesión no se puede entrar en el complejo mundo de la arquitectura
barroca.
A pesar de que la iglesia es el destino del 80% de los
encargos de arte, también es barroco retratos, bodegones, pintura de genero y
otras obras de carácter civil al servicio de la monarquía absoluta y la
burguesía protestaste. Pero no podemos olvidar que el barroco tiene mucho que
ver con la estrategia que establece la iglesia católica en el Concilio de Trento y su postura ante la
reforma de Lutero. Desde la iglesia se dan los cánones del arte y éstos están
condicionados para cumplir una función de adoctrinamiento. Se establece una
acción propagandística que mediante
artificios y engaño tratan de sorprender y emocionar al espectador. El arte
deja la función tradicional de instruir para pasar a ser un medio para
controlar a la sociedad.
El espectador como parte del juego teatral que propone el
barroco acaba sucumbiendo a los objetivos establecidos. Pocos espectadores
pueden escapar al influjo de obras como el “Éxtasis de Santa Teresa” de Bernini
(Iglesia Santa María de la Victor ia de Roma), los cuadros de
“las vanitas” de Valdés Leal (Hospital de la Caridad de Sevilla), las escenas de los falsos
techos de la iglesia de San Ignacio (Iglesia de San Ignacio de Roma) e incluso
obras de carácter civil como las que propone Velazquez en “Las Meninas” o “Las
hilanderas” tienen también carácter integrador.
El barroco –como nos decía el profesor Torregrosa- mediante
el uso de elementos de la realidad, expresividad, contraste, sentido
escenográfico, el claro oscuro, la eliminación de las barreras entre ilusión y
realidad, el afán por integrar el espacio, la instantaneidad y fugacidad, se
aproxima al espectador para conmoverlo.
Y así, mediante una exquisita selección de imágenes,
certeros comentarios y fina ironía, Pablo nos llevó a su escenario particular: del
gran teatro del arte.
Le agradecemos su charla, su pasión por el arte y hecho de
habernos conmovido y emocionado.
Esperamos volverle a ver pronto por L’Escorxador.
J. Ruiz Dugo
Valdés Leal, In Ictu oculi |
Borromini, Palacio Spada |
Pozzo, San Inazio |
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