sábado, 9 de junio de 2012

Tertúlia 2 juny, L’Art a L’Escorxador: El Barroc

Velázques - El aguador Sevilla
Bernini - Éxtasis Sta. Teresa
 Muchos de los asistentes a la tertulia del sábado teníamos bastante claro cuando una obra de arte pertenece al estilo románico o al gótico, pero es posible que tuviéramos dudas sobre si es o no barroco.
El historiador Pablo Torregrosa Gracia, el sábado, mediante una exposición de algunos conceptos básicos y bastantes imágenes nos aproximó a las claves para conocer el estilo barroco. Se centró en pintura y escultura pues en una sola sesión no se puede entrar en el complejo mundo de la arquitectura barroca.
A pesar de que la iglesia es el destino del 80% de los encargos de arte, también es barroco retratos, bodegones, pintura de genero y otras obras de carácter civil al servicio de la monarquía absoluta y la burguesía protestaste. Pero no podemos olvidar que el barroco tiene mucho que ver con la estrategia que establece la iglesia católica en el  Concilio de Trento y su postura ante la reforma de Lutero. Desde la iglesia se dan los cánones del arte y éstos están condicionados para cumplir una función de adoctrinamiento. Se establece una acción propagandística  que mediante artificios y engaño tratan de sorprender y emocionar al espectador. El arte deja la función tradicional de instruir para pasar a ser un medio para controlar a la sociedad.
El espectador como parte del juego teatral que propone el barroco acaba sucumbiendo a los objetivos establecidos. Pocos espectadores pueden escapar al influjo de obras como el “Éxtasis de Santa Teresa” de Bernini (Iglesia Santa María de la Victoria de Roma), los cuadros de “las vanitas” de Valdés Leal (Hospital de la Caridad de Sevilla), las escenas de los falsos techos de la iglesia de San Ignacio (Iglesia de San Ignacio de Roma) e incluso obras de carácter civil como las que propone Velazquez en “Las Meninas” o “Las hilanderas” tienen también carácter integrador.
El barroco –como nos decía el profesor Torregrosa- mediante el uso de elementos de la realidad, expresividad, contraste, sentido escenográfico, el claro oscuro, la eliminación de las barreras entre ilusión y realidad, el afán por integrar el espacio, la instantaneidad y fugacidad, se aproxima al espectador para conmoverlo.
Y así, mediante una exquisita selección de imágenes, certeros comentarios y fina ironía, Pablo nos llevó a su escenario particular: del gran teatro del arte.
Le agradecemos su charla, su pasión por el arte y hecho de habernos conmovido y emocionado.
Esperamos volverle a ver pronto por L’Escorxador.

J. Ruiz Dugo

Valdés Leal, In Ictu oculi 
Borromini, Palacio Spada




Pozzo, San Inazio

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