viernes, 30 de mayo de 2008

Lucía Serralta nos regala su poesía.

Estábamos últimamente debatiendo entre verso y prosa, forma y fondo, verso libre y rima, cuando en la última tertulia, aparece una joven discreta y tímida, que tras vencer el miedo escénico, se hace una pregunta: ¿por qué regalo mis poemas?, a la que responde con su primer poema “Poesía para todos”. Fue una agradable sorpresa y más de un veterano tertuliano quedó prendado de la frescura y el estilo de esta joven poeta de Ribes. Esperamos volver a verla por nuestras “trobades” y disfrutar de su poesía. POESÍA PARA TODOS Y regalo mi poesía porqué quiero porqué nada en verdad me pertenece, ni mis palabras son del todo mías. Porqué podrías haberlo escrito tú. Solo doy formas a lo que callas en un vago intento por tocar mis sentimientos, y así en todo. Porqué compartir es el más bello tesoro. Porqué aunque a veces nos enredemos en el esfuerzo de entendernos los unos a los otros (seguramente todo es más simple) aún así es hermoso ese impulso de tratar de salir de uno mismo para acariciar al otro. Para acercarlo un poco a tu universo. Abrazarlo un poco bajo las máscaras. Mecerlo en tu vaivén. Y aunque nunca tengamos verdadera certeza de las cosas las sentimos Pues, lo demás ¿qué importa? Sientes y siento. Intentar entender es perderse en la niebla. Relájate. Solo atiende. Tanta belleza hay en el mundo si sabes contemplarla. Es sencillo. No temas ya desnudarte, deshojarte ¡Es precioso ver con los ojos del corazón! Yo le sonrío a la vida y ella me sonríe a mí. Con eso me basta. Lucía IMAGINO Imagino que mis yos perdidas en el tiempo viven otras vidas, paralelas, remotas, únicas. Infinitos submundos coexistiendo entre sí, caminos que se entrelazan en un laberinto de espejos. En un sueño de tinieblas creí verme entre los árboles que escondían un lago negro. Me tejía a mi misma con todas las contradicciones con las que convivo plácidamente. Me asomaba a un abismo donde vislumbraba un pozo sin fondo donde creí que mi voz me llamaba. Asistía a mi nacimiento y a mi muerte en cuestión de segundos para verme renacer de nuevo entre escombros como un pájaro azul en llamas. Era líquida. Era humo. Y de la nada me desdoblaba para finalmente encontrarme perpleja con lo que no dejo de ser. Lucía

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