lunes, 26 de noviembre de 2007

FERNANDO FERNAN GOMEZ: ELIGIÓ EL OTOÑO

Eligió el otoño, ese “tiempo amarillo”, título de la biografía en que contaba su larga vida, para irse dejando el cine huérfano; sin la presencia de ese hombre de revolucionaria cabeza pelirroja, que a lo largo de más de sesenta años prestó su buen hacer al cine español, primero como galán, con un físico un tanto atípico, para pasar más tarde a ser el abuelo que enriquecía cualquier película . Sobrio, discreto, de carácter fuerte tras el que se escondía un humor brillante e inteligente. En “El viaje a ninguna parte”, condensó parte de la vida, un tanto nómada, de los cómicos de la España del racionamiento y la pandereta, que recorrían la geografía en vehículos desvencijados y sueldos miserables. Estas penurias originaban situaciones al borde de la comicidad que Fernando, fino observador, supo narrar con sumo gracejo en sus charlas con los amigos. Escritor, actor, guionista, poeta y director de cine y teatro, Fernán Gómez fue descubierto por Jardiel Poncela en 1940 para su “Los ladrones somos gente honrada”, aquí empezó el largo itinerario por la cultura del hijo de la actriz Carola Fernán Gómez y nieto, no reconocido, de la gran Maria Guerrero. Trabajó en casi doscientas producciones y aun le recuerdo en los rodajes de los años setenta, en el cine de la transición llamado de “destape” aportando su dignidad y un vaso de güisqui con ese aire reflexivo y ausente del señor que pasaba por allí. Aunque siempre a punto, siempre preparado para entrar en escena. En aquella época, tuve una buena relación con Emma Cohen, su compañera, con quien disfruté el privilegio de asistir a alguna cena en casa del actor, quien evidentemente, tomaba las riendas de la conversación para placer y regocijo de sus invitados. En una ocasión contó, como en esas largas giras, cuando un actor se ponía enfermo recurrían a una carta y era otro actor el que en escena, debía leer todo el papel del ausente. No daba la época para más. Gumer Fuentes

1 comentario:

j ruiz dijo...

Fernando es, porque los artistas no se van ya que queda su obra, uno de los grandes. Yo lo descubrí en una película del año 50 "El último caballo", película de escasos medios, con un guión imposible pero que él salva de forma magistral.
De sus últimas películas me quedo con el maestro de "La lengua de las mariposas", con sólo haber hecho este papel Fernando podría descansar el paz.

J. Ruiz