Había cierta tensión en el ambiente dada la especial atención que el tema de la tarde suscitaba en los tertulianos. De todos es sabido la dificultad de tratar temas que despiertan sentimientos básicos, pasiones viscerales, emociones sin control. Era la segunda tarde de la primera que habíamos hablado sobre Darwin, de la evolución de las especies. En aquella tarde, un mes antes, se planteó en una de las magistrales intervenciones a las que nos tiene acostumbrados el doctor Aguilar, la dicotomía:
CREACIONISMO-EVOLUCIÓN, pero ocurrió que el tiempo se nos encogió, se nos quedó pequeño y hubo que emplazar a los allí presentes a esta segunda reunión. Nada más llegar ya se veía la numerosa asistencia que anticipaba el éxito final. Fue otro de nuestros contertulios-estrella, el artista D'Albert, el encargado de moderarla con su especial "savoir faire" y elegancia. Comenzamos ordenadamente las intervenciones, leyendo extractos de un muy bien escogido libro “El fuego secreto de los filósofos” de Patrick Harpur que ilustraban y daban pábulo al posterior turno de opiniones. A esta primera intervención que inauguró la tertulia le siguieron otras y muchas más que iban haciendo que el clima y cierta tensión, imposible obviarla, fuera "in crescendo" hasta culminar en el episodio que tuvo lugar entre dos de los intervinientes que hizo, desafortunadamente, que quedara "tocada" mi inicial sensación de éxito. Es muy lamentable que personas de elevada talla intelectual protagonicen escenas como las que sucedieron la tarde del sábado 7 de Marzo. De nada sirve buscar culpables ni responsables porque ninguno de los allí presentes lo fuimos, salvo el que la protagonizó. A todos se nos supone disponer de recursos que puedan calmar y apaciguar una primera reacción, que si nos dejáramos llevar por ella podría equipararnos con el más humilde de los mortales, con aquel que, no disponiendo de artificios ni herramientas intelectuales para enfrentarse al mundo, hace uso de lo único que la naturaleza le ha concedido y que son los instintos básicos que la experiencia nos enseña vale más poner freno a tiempo....
Todos cabemos en las reuniones de los sábados porque todos apostamos por la diversidad de ideas, el respeto, y el diálogo. Si empezáramos a excluir a personas porque pensáramos no comulgan con nuestras ideas estaríamos perdiendo la esencia de nuestras tertulias.
Victoria Morago.
jueves, 12 de marzo de 2009
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4 comentarios:
Gracias Victoria, por tu reseña y por tu predisposición a colaborar en el Blog.
En referencia al contenido de nuestra tertulia del pasado sábado, debemos felicitarnos por el hecho de que ante una propuesta árida como es Darwin y sus implicaciones, hayamos tenido una gran respuesta de público y amplia participación en los debates. Tanto el polémico documental de Dawkins como la brillante exposición del Dr. Aguilar dejaron el terreno abonado para la defensa de las distintas posiciones. Así el pasado sábado quedaron claras tres posturas: una, la de los ateos sin complejos, otra que defendía diferentes formas de creencia, pero que en ocasiones compartían plenamente la teoría de la evolución, y finalmente el grupo mayoritario de los agnósticos. Fue un acierto la petición de una tertuliana que pedía no grandilocuentes exposiciones sobre el tema, sino la manifestación de los sentimientos íntimos de los asistentes. Hubo respuestas sinceras que no saben de dialéctica ni de teorías, pero nadie puede dudar de lo que sienten.
En cuanto a lo que llamas “episodio” y haces de él el centro de tu reseña, me parece que es una anécdota, muy frecuente en los debates. El hecho de que alguien haga de francotirador y no deje hablar a los demás, provoca que algunos se callen y que otros “entren al trapo” y pierdan los nervios. Tanto quien con una estrategia dialéctica provoca a los demás, como quien pierde los nervios, deslucen el diálogo e incluso restan valor a sus posiciones que con tanta vehemencia quieren defender. De todas formas, la sangre no llegó al río, acabamos compartiendo mesa y mantel como es propio en personas civilizadas y alegrándonos de que en una noche de sábado, con futbol, un numeroso grupo de personas se interese por ciencia y fe.
J. Ruiz Dugo
12-3-09
Que no Sisifo....que no...Tú sabes como yo que el "episodio" al que yo hago referencia ha ido muy lejos y ha provocado algo más que "leve incomodidad" entre los que estuvimos presentes. Podemos hacer dos cosas: mirar hacia otro lado y continuar como si no hubiera pasado nada, mucho me temo que esta primera opción será la peor, o tender puentes de solidaridad hacia las personas que, INJUSTA Y DESAFORTUNADAMENTE, se les ha faltado el respeto. Es esta la opción mejor sin lugar a dudas. Si no optamos por ella me parece que no tenemos ni idea lo que nos vamos a perder...
Victoria Morago
Sísifo fue condenado a empjujar eternamente, hasta lo alto de una montaña, una piedra enorme que vuelve a caer antes de llegar a la cima.
Es por ello que repetirá cuantas veces sean necesarias que es totalmente normal que se den discrepancias en las tertulias sin que por ello haya que excluir a nadie.
A Sísifo le extraña que le digan lo que él mismo sabe o piensa. En su penar, con su piedra a cuestas, no comprende como nos pasamos la vida buscando la parte negativa de las cosas en vez de disfrutar de las positivas que son muchas.
J. Ruiz
Esta muy bien, y es de agradecer, que haya alguien que después de asistir a las reuniones mensuales del CorLiterari, entre en el Blog y haga la reseña de lo que se habló en la tertulia y cual fue su opinión de lo que allí se trató.
En lo que respecta a la tertulia-debate del día 7 de Marzo, noto a faltar, concreción en las ideas que en ella se debatían y las diferentes opiniones de los tertulianos asistentes a la misma; en cambio veo que se usa, para resaltar enfrentamientos y supuestas ofensas entre personas.
Dejemos que los problemas personales, si es que los hay, los solucionen los interesados, que como adultos que son encontraran momento y lugar para ello y dejemos el Blog para lo que se creó: exponer ideas, pensamientos y cualquier cosa que creamos interesante compartir con los demás.
Benito
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