SOBRE EL CABALLO DE LA POESÍA EL GINETE DE LA HISTORIA (VESTIDO DE REPORTERO). Ese podría haber sido un posible reclamo impreso en la faja del libro del escritor uruguayo Eduardo Galeano, “Espejos, una historia casi universal” (editorial Siglo XXI) donde, mezclando la poesía, la narración histórica y el artículo periodístico, nos cuenta el devenir humano en breves crónicas que abarcan desde que
La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quién tocar. Tenía boca, pera no tenía con quién hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna...
hasta
El siglo veinte, que nació anunciando paz y justicia, murió bañado en sangre y dejo un mundo mucho más injusto que el que había encontrado. El siglo veintiuno, que también empezó anunciando paz y justicia, está siguiendo los pasos del siglo anterior...
en casi seiscientos relatos que repasan esas otras historias obviadas por los libros de Historia, que desde las cavernas y la fundación de la belleza, el machismo o las clases sociales, la prohibición de cantar o de sentir, de ser pobre, mujer, de ser negro, las preguntas del joven Darwin, los amigos de Hitler, la fundación del tango, del jazz y los infiernos, la publicidad, la esclavitud o los abrazos, la primera guerra del agua y todas las guerras mentidas, voraces, matamundos, etc, conforman la esencial, vívida y azogada superficie donde se refleja esa otra imagen hecha añicos de nosotros mismos. Uno sale más hombre, más mujer, más niño, más sabio de ese baño de verdades históricas que Eduardo Galeano desgrana en una siembra de luces en nuestros ojos y oídos ofendidos por tanta interesada mentira sobre los avatares del pasado y el presente. Y todo en un lenguaje de cuentacuentos traspasado por el rayo de la inspiración, el respeto y el aprecio a su auditorio: nosotros, conjurados alrededor del libro, arrebatados por su voz.
Antonio Martínez Juárez
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